tomado de https://pielis.com/

El exposoma es el conjunto de factores de exposición a los que está sometida una persona desde el momento que nace hasta que muere, entre los que se podrían mencionar las sustancias químicas, radiación solar, calor/frío, estrés, alimentación, contaminación, comportamientos, alérgenos, tóxicos…

Se ha estudiado que la exposición ambiental acelera el envejecimiento cutáneo y se han definido 4 factores de exposoma externos y modificables que afectan al envejecimiento cutáneo: la radiación solar, la polución y contaminación, la digitalización o luz azul y el estilo de vida.

La radiación solar

Los rayos UV siguen siendo uno de los mayores factores de estrés ambiental. La piel produce melanina cuando entra en contacto con el sol y, como consecuencia, se broncea para protegerse frente a los rayos UV. Sin embargo, este mecanismo de defensa no es suficiente para proteger la piel de los efectos nocivos de los rayos UV.

Cuanto mayor es la frecuencia e intensidad con la que la piel sufre daños y quemaduras solares, mayor es la frecuencia con la que existe un proceso reparador, lo que resulta en reparaciones insuficientes y daños genéticos, mutaciones en la piel que pueden provocar la aparición de lesiones precancerosas y cáncer de piel.

Polución y contaminación

¿Sabías que el 92% de la población está sometida a niveles de polución más altos de los límites marcados por la Organización Mundial de la Salud? Existe una relación demostrada entre la contaminación ambiental y el envejecimiento cutáneo. La polución ambiental es uno de los peores enemigos de la piel. A más exposición a partículas pequeñas, niveles de dióxido de nitrógeno y niveles altos de ozono, mayor número de manchas en la piel y formación de arrugas. Una mala calidad del aire ambiental acelera la edad biológica de la piel ya que aumenta la producción de radicales libres, se reducen los niveles de vitamina E y C, antioxidantes naturales de la capa córnea y disminuye el aporte de oxígeno a los tejidos. La barrera cutánea se altera y sus consecuencias pueden ser múltiples: tono apagado, piel flácida, poros obstruidos, deshidratación, inflamación, sensibilidad, aparición de manchas, etc.

Digitalización o luz azul

La luz azul, aunque en mucha menor medida que la radiación UVA, se ha estudiado que puede influir en el aumento de la sequedad y el envejecimiento prematuro de la piel. Estamos expuestos, al menos durante 8 horas al día, a la luz azul o luz artificial producida por los dispositivos electrónicos. Se ha demostrado que la luz azul induce estrés oxidativo en la superficie de la piel a través de la formación de especies reactivas de oxígeno (ROS) y especies reactivas de nitrógeno (RNS), lo que contribuye al envejecimiento de la piel.

Además, la luz azul penetra más profundamente en la piel (dermis) en comparación con los rayos UV, justo donde se encuentran el colágeno y la elastina, dañándolos y provocando la pérdida de elasticidad. Además, también se ha demostrado que el estrés oxidativo causado por la luz azul desencadena un proceso conocido como carbonilación de proteínas, que pierden su capacidad de funcionar.

Estilo de vida: estrés, jetlag social, falta de sueño

El estrés afecta tanto al cuerpo como a la mente pero también puede ser particularmente perjudicial para la piel. En un mundo hiperconectado y siempre activo, el estrés se ha convertido en un problema crónico para muchas personas. El estrés provoca la sobreproducción de cortisol, comúnmente conocida como la hormona del estrés. Los niveles altos de cortisol pueden ser dañinos para la piel ya que esta hormona inhibe la profileración de queratinocitos (por lo que la renovación de la piel se ralentiza), aumenta la permeabilidad vascular, promueve la angiogénesis y estimula la producción de lípidos. El cortisol afecta a la homeostasis de la piel, causando atrofia del colágeno, disminución del grosor epidérmico y otros signos conocidos de fatiga como bolsas en los ojos, falta de elasticidad y menor funcionalidad de la barrera de la piel, lo que aumenta la pérdida de agua transepidérmica.

El jetlag social es la desalineación del tiempo social con los relojes biológicos del cuerpo. Algunos estudios científicos han evaluado el efecto potencial del jetlag social en la salud y han demostrado que los ritmos circadianos están desincronizados por los horarios y hábitos de trabajo modernos:

  • Horario de sueño en días hábiles (inicio temprano por la mañana, noches cortas)
  • Horario de comidas no alineado con los relojes internos
  • Exposición prolongada a la luz artificial

Los ritmos circadianos son cambios físicos, mentales y conductuales que siguen un ciclo de 24h y que responden, principalmente, a la luz y la oscuridad en el ambiente de un organismo. Los ritmos circadianos regulan funciones críticas como el sueño y la regeneración celular.

Los genes Clock juegan un papel central en la regulación de los ritmos circadianos. El estilo de vida actual puede afectar la activación de los genes Clock, dando lugar al debilitamiento de la barrera natural de la piel, una ralentización del proceso de regeneración celular nocturna y la biotransformación de vitamina D menos eficiente (la vitamina D participa en la incorporación de calcio y, por lo tanto, mejora la hidratación a través de los canales cálcicos), entre otras consecuencias.

La falta de sueño también influye en el envejecimiento de la piel por las siguientes razones: el proceso de renovación celular que se produce mientras dormimos se ve interrumpido, por tanto la piel queda debilitada, se inhibe la producción de colágeno y disminuye la profilferación de células epidérmicas y corneodesmosomas. La falta de sueño puede provocar la aparición de manchas, pérdida de elasticidad, bolsas y ojeras, irritaciones y otras muchas consecuencias.

Prevención, protección y reparación

Si bien el problema de la contaminación continúa creciendo, también se continúa investigando nuevos avances y tecnologías. Aunque no hay una respuesta simple para resolver este gran problema, la ciencia cosmética propone soluciones completas, basadas en tecnologías de vanguardia, para proteger la piel y reparar el máximo daño posible causado.

Es altamente recomendable incorporar en los cuidados de la piel un tratamiento profesional y una rutina diaria con productos que contengan ingredientes de eficacia probada contra los factores ambientales y sociales que influyen negativamente en la salud de la piel y pueden acelerar su proceso natural de envejecimiento.

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