Tras varios meses de confinamiento obligatorio los pequeños pueden tener alteraciones emocionales y psicológicas. Es importante identificarlas a tiempo.

Los niños han vivido cambios en sus rutinas durante estos meses de confinamiento. Aunque en muchos casos es posible que se hayan adaptado, es fundamental atender signos de posibles afectaciones emocionales. Las más comunes son el miedo a volver a su rutina escolar, aislamiento social y deseo de permanecer en casa, así como irritación ante situaciones cotidianas que puede traducirse en agresividad.

Según Nubia Bautista, subdirectora de Enfermedades No Transmisibles de Minsalud de Colombia, “los largos períodos de aislamiento preventivo pueden generar en niños y niñas aburrimiento y desgano, que se puede convertir en indiferencia, preocupación constante por saber cuándo se acabará el aislamiento preventivo y temor ante el contacto con personas y elementos que están fuera de casa”.

Por eso, UNICEF han dado a conocer algunos consejos para que los padres acompañen a sus hijos y contribuyan a su salud mental durante el confinamiento:

  • Tomar medidas de prevención al integrar a toda la familia.
  • Reducir su exposición a información falsa o alarmista.
  • Realizar actividades familiares y juegos para unir la familia y entretenerse.
  • Asegurar la comunicación y vínculo afectivo con familiares y amigos.
  • Acordar rutinas y horarios en casa para todos.
  • Promover la actividad física y evitar la sobreexposición de violencia en línea.

Los especialistas coinciden en que además de tener una supervisión, es primordial mantener una comunicación cercana y sincera con los niños para entender sus miedos y preocupaciones. Así fortalecerán sus vínculos y prevendrán alteraciones en su comportamiento.

Información tomada de: www.revistasaludccomeva.com

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