Por: David Alejandro Mercado
Aprovechar residuos sólidos, mejor calidad del aire y movilidad sostenible, algunas propuestas.
La ‘Bella Villa’, ‘la más innovadora del mundo’, ‘La tacita de plata’ o ‘La ciudad de la eterna primavera’. Parece que Medellín siempre necesitara un apelativo para denotar la transformación que ha tenido o que busca tener. Es una estrategia que cada vez se consolida más.
Para este cuatrienio, la nueva alcaldía busca posicionar un nuevo término: ‘ecociudad’. Palabra reiterativa en los discursos del alcalde Daniel Quintero y en sus funcionarios y que hace parte de una de las cinco líneas del Plan de Desarrollo Medellín Futuro 2020-2023, que está siendo objeto de debate por el concejo municipal.
En su presentación, el secretario de Movilidad de Medellín, Carlos Cadena Gaitán, definió este concepto como “una ciudad que promueve acciones para un crecimiento sostenible, que protege sus recursos naturales y que integra sus territorios urbano y rural”.
Aplicado a la capital antioqueña, esta visión futurista le apuesta a aumentar el espacio público por habitante, el número de árboles en zonas urbanas, al manejo eficiente e inteligente de los residuos sólidos, la masificación de los vehículos eléctricos y de gas, así como la protección de la biodiversidad.
Para lograrlo, la administración Quintero propone un presupuesto de 4,48 billones de pesos (el 21,5 por ciento del total del Plan de Desarrollo), de los cuales, el 43 por ciento irá destinado a movilidad sostenible inteligente, el 29 por ciento a proyectos de urbanismo ecológico, el 23 por ciento a garantizar servicios públicos, energías alternativas y gestión de residuos sólidos; el 4 por ciento para la conservación y protección de todas las formas de vida y el uno por ciento restante irá para planes de corregimientos y desarrollo rural.
“Una ciudad que promueve acciones para un crecimiento sostenible, que protege sus recursos naturales y que integra sus territorios urbano y rural”
Para comenzar a implementar las semillas de lo que será la ecociudad, esta alcaldía definió siete proyectos estratégicos: densificación y renovación urbana, Estudios de la nueva línea del metro subterránea, el Metro de la 80, Movilidad eléctrica, Observatorio y refugio de vida silvestre, Parques del Norte y la ciclorruta norte-sur.
Con estos proyectos, la ciudad quiere pasar de uno a cuatro por ciento en sus viajes en bicicleta (de 61.842 a 245.269 viajes por día), que más del 98 por ciento de los habitantes tengan acceso a servicios públicos (hoy lo tienen casi el 95 por ciento), que la flota de buses eléctricos aumente de 65 a 130. También se pretende preservar 3.000 hectáreas de áreas estratégicas, aumentar de 3,7 a 6,1 metros cuadrados de espacio público efectivo por habitante, aprovechar 52.000 toneladas de residuos sólidos al año, pasar de 105 a 145 kilómetros de ciclorrutas y evitar 7.446 toneladas al año de CO2 al año y 0,179 toneladas anuales de material particulado PM 2.5.
En el tema de movilidad sostenible, la gran apuesta es al Metro. No solo al de la 80, que ya tiene aval técnico y fiscal para ser cofinanciado por la Nación en un 70 por ciento (el proyecto costaría 2,5 billones de pesos), sino también en avanzar una línea subterránea (o parcialmente subterránea) de Metro, dejando listos los estudios técnicos, legales y financieros que tendrán un costo de más de 16.700 millones de pesos
“Estamos listos para hacer todos los estudios, porque, aunque pueda parecer una línea de Metro lejana, es necesario tener un comienzo claro explícito con un diseño inicial. Sobre el trazado, aún no está claro al detalle porque, precisamente, ese uno de los principales resultados de este estudio”, aclaró el secretario Cadena Gaitán.
Sobre el Metro de la 80, la secretaria de Infraestructura de Medellín, Natalia Urrego, expresó que la meta al 2023 es tener el primer tramo del sistema, que irá entre Caribe y Floresta, que corresponde a 5 de los 15 kilómetros que tiene el proyecto. De igual forma, esperan dejar terminados tres intercambios viales que requiere el futuro sistema de transporte.
La secretaria detalló que el proyecto Parques del Norte, cuya inversión es de 400.000 millones de pesos, busca darles 300.000 metros cuadrados de espacio público a los medellinenses, basados en el modelo de Parques del Río que ya está inaugurado.
“Este es un proyecto integral que busca llegar con espacios de espacio público de calidad en zonas donde más hay deficiencia(…). El proyecto en su totalidad es muy ambicioso, estamos hablando de 700.000 metros cuadrados en total”, explicó la funcionaria.
“Al finalizar el cuatrienio, Medellín debería tener una gran Zona Urbana de Aire Protegido”
En cuanto a calidad del aire, una de las propuestas más llamativas es la implementación de la primera Zona Urbana de Aire Protegido, que se implementaría en el polígono central de la ciudad.
“Este proceso tiene que ver con reducir el tránsito de vehículos con combustibles fósiles con un enfoque en los más contaminantes. Desde enero hemos venido avanzando en ese proceso, que, además de querer mejorar la calidad del aire, busca optimizar procesos urbanos y ambientales de la ciudad para que esta centralidad sea más caminable (…). Al finalizar el cuatrienio, Medellín debería tener una gran zona urbana de aire protegido, que es un compromiso hecho tras el ingreso a la red global de ciudades G40”.
Reacciones a la ecociudad
Tras la primera semana de discusión del Plan de Desarrollo ante el Concejo, la propuesta de ecociudad no ha recibido las respuestas que se esperaban y, por el contrario, ha sido tildado de poco ambicioso por parte de concejales conocedores del tema y expertos en esta temática.
Una de las principales quejas fue en el tema de Movilidad Sostenible, en el que colectivos de bicicletas y corporados aseguraron que la meta inicial de 15 kilómetros nuevos de ciclorrutas no corresponden a una visión de ecociudad y propusieron subirla a 80, como se planteó en campaña.
Sin embargo, en la segunda presentación del Plan, el secretario Carlos Cadena indicó que tomaron atenta nota de las sugerencias y así, la nueva meta fijada son 40 kilómetros nuevos.
Daniel Carvalho, urbanista y concejal de Medellín, manifestó que aún sigue viendo falencias en el Plan de Desarrollo y en cuanto a la línea de ecociudad, expresó que la visión que expone la alcaldía es muy conexa, adecuada, ambiciosa y genera expectativa, y fue por eso que la decepción para él fue más grande al encontrar falencias, ausencias y falta de ambición en los programas e indicadores propios de una ecociudad, como lo son la calidad del aire, el arbolado urbano y la calidad del aire.
“Con mi equipo hemos presentado unas 90 propuestas. Considero que además de las grandes inversiones en el Metro de la 80, ya la ciudad tiene muy adelantados los diseños de una nueva línea de Metroplús”, opinó Carvalho.
Agregó que también faltó énfasis en la renovación de flota de transporte público que ya se venía adelantando desde la alcaldía anterior y que alcanzó la renovación a combustibles más limpios en los buses.
“También aplicarlo a los camiones y volquetas de la ciudad, que es clave para atacar el tema de la calidad del aire”, opinó el experto.
Por su parte, Daniel Suárez, activista e integrante de colectivos ciudadanos de calidad del aire y movilidad sostenible, también coincidió en que faltó ambición en las metas de la alcaldía.
En el tema de la ruralidad, manifestó que solamente el 30 por ciento de los productos que se consumen en la ciudad están producidos en el territorio, por lo que para él es el momento de fortalecer esto con ecohuertas, algo que no vio tan desarrollado en el Plan de Desarrollo.
En cuanto a movilidad sostenible, Suárez opinó: “Teniendo en cuenta el Plan Maestro de la Bicicleta, planteado al 2030 y que busca que los viajes en este vehículo lleguen al 10 por ciento, la meta es baja. Este Plan propone que nuestra área metropolitana tenga 400 kilómetros de ciclorruta y la mayoría debe estar en Medellín. Pero hay algo importante, que no le compete solo a la ciudad y que debe verse a nivel del valle de Aburrá: es la conectividad. Como ciclista, es muy complejo movilizarse entre Medellín y Bello”, dijo.
“Como ciclista, es muy complejo movilizarse entre Medellín y Bello. Falta conectividad en el valle de Aburrá”.
Una visión similar manifestó el colectivo La Ciudad Verde, que si bien valoró aspectos como el Metro de la 80, el incremento del espacio público por habitante y la implementación de Zonas Urbanas Aire Protegido, también argumentaron que faltó ambición en el propósito de ser una ecociudad.
“En el Valle de Aburrá hay un déficit de 600.000 árboles. Con la meta de 25.000 árboles plantados en la ciudad y solo 10.000 metros cuadrados de infraestructura verde, el plan se queda corto para cerrar esta brecha. De otro lado, Medellín produce al día alrededor 2.000 toneladas de residuos al día (unas 700.000 toneladas al año). Frente a esto, la meta de aprovechamiento de residuos del Plan de Desarrollo (de apenas 52.000 toneladas por año, menos del 10 por ciento), es ínfima”, afirmó el colectivo.
Fomentar ‘ecociudadanos’: el reto
Para el concejal Carvalho, para que Medellín sea una ecociudad, se requiere que existan ‘ecociudadanos’ y para ello es fundamental dotarse de una política pública de educación ambiental o educación para el desarrollo sostenible.
“Este es un proceso que no va a lograr una alcaldía entera, pero que ya empezó. Si queremos realmente que la generación futura sea plenamente consciente, me parece clave que en los colegios se comiencen a forjar estos ecociudadanos”, opinó el urbanista.
Por su parte, el secretario de Movilidad expresó que el reto es aportarle a la transformación cultural y abrir un debate sobre cómo se está moviendo la ciudad y cómo podría hacerlo.
“Queremos avanzar para que muchos de nosotros nos convirtamos en ecociudadanos, el arquetipo de una persona que en la semana decide montar en bicicleta porque es consciente que en un trayecto corto es mucho mejor en costos sociales para la ciudad; que está consciente de una crisis climática y que, incluso, en fechas especiales, siembra un árbol nativo con su familia”, comentó Cadena Gaitán.
La construcción de este arquetipo es parte central de la estrategia, pero también aclaró que es un proceso para avanzar en conjunto y no algo que sea blanco o negro.
“No es decir que una persona es sostenible o no sostenible. Somos ciudadanos con retos, sueños y preocupaciones, pero que con acciones diarias impactan a su propia calidad de vida y a la calidad de vida de la ciudad”, precisó el funcionario.
Si bien ambos expertos coincidieron en que la ciudadanía poco a poco ha adquirido la consciencia de la necesidad de migrar hacia la sostenibilidad, debido a las crisis ambientales por la calidad del aire y a los problemas crecientes de movilidad que se presentan, Carvalho enfatizó en la cultura ciudadana.
“Uno de los temas fundamentales de una ecociudad, más que construir infraestructura, se debe construir cultura”.
“Uno de los temas fundamentales de una ecociudad, más que construir infraestructura, se debe construir cultura, porque para cualquier gobernante se vuelve muy difícil tomar decisiones que son impopulares, que favorecen a la ecociudad, pero que van a causar incomodidad en el estilo de vida de algunos ciudadanos. Necesitamos que el ciudadano entienda y sea consciente de que medidas como la construcción de las ciclorrutas o las medidas restrictivas como el pico y placa son en beneficio de la ciudad y no son por capricho”, expresó el concejal.
Para él, si esta alcaldía es capaz de exponer cómo se va a llegar a esa meta a través de proyectos que sean verificables y medibles, podría ser posible sembrar las semillas para una ecociudad. “Pero por la escasez que veo que tiene ahora este Plan, esas semillas quedarían mal sembradas”, sentenció el experto.
Información tomada de: www.eltiempo.com