La despensa de Jader Aldana fuera de su casa en Frontino. Un mercado para hacer trueque: llevar lo necesario y donar lo que sea posible para ayudar entre todos en la cuarentena por covid-19. FOTO CORTESÍA JADER ALDANA

Por: Diego Zambrano Benavides

Esta es la historia de una cadena real, de una cadena buena. Es diferente a esos mensajes mentirosos que circulan Whatsapp; estos mensajes sí son ciertos. Y ocurrieron en Frontino, a tres horas y media de Medellín, en tiempos del nuevo coronavirus —cuando la mayoría de las personas están aisladas en su casa— como una manifestación de solidaridad, de humanidad.

Sucedió en la casa de Jader Aldana, una que queda a media cuadra del parque principal, bajando hacia el cementerio. Él ha dedicado parte de su vida a trabajar junto a varios amigos en el grupo de voluntarios del pueblo, apoyando diversas causas, como la entrega de cuadernos para niños, construir casas para adultos mayores y, en general, cualquier actividad que implique ayudar a los demás.

Por Whatsapp, precisamente, le mostraron una foto de una especie de despensa al aire libre. Una fuera de lo normal, pues tenía unas reglas básicas para participar. Sobre una mesa había productos de la canasta familiar y la idea, ahora que el aislamiento obliga a aprovisionarse de alimentos, es agarrar lo necesario, si de verdad no lo tienen en su casa y, aquellos que tienen la facilidad, dejar su contribución, que puede ser una libra de arroz, un cuadro de panela, una botella de aceite o cualquier otro producto para tener con qué preparar las comidas en casa.

“Yo vi esa idea que me envió un amigo que tengo en Medellín y se me ocurrió que podía funcionar aquí en el pueblo”, expresa Jader. Por fortuna, su trabajo de voluntario le ha dado cierto reconocimiento en Frontino, entonces no fue difícil implementar esa iniciativa, esa mesa del mercado que permite tomar y al tiempo invita a donar, y en cinco días que lleva funcionando tuvo que extenderse más allá de una primera mesa blanca, que fue con la que empezó todo, a otra verde más bajita.

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La idea no es original de él, reconoce Jader, y quizás eso es lo menos importante. Cuenta que, respetando el pico y cédula para mercar impuesto por la alcaldía, la gente aprovecha para pasar dejando fuera de su casa algo de lo que compraron. Incluso, subraya, lo más bonito es que familias que él sabe que no tienen tantos recursos, también hacen su esfuerzo y posan sobre las mesas las lentejas, los frijoles y otras cosas, por mencionar algunos ejemplos.

Jader controla todo, si llega alguien cerca del mediodía, él se encarga de darle lo suficiente para que pueda comer y así evitar que la mesa quede limpia porque alguien se llevó todo. A mucha gente, cuenta, aún le da pena acercarse, pero en todo caso el mercado está allí para el que lo necesite o quiera aportar.

“Más que las palabras, o lo que me diga la gente, lo que me gusta es ver los rostros de felicidad de los que llegan. Ese es todo el agradecimiento que uno necesita. Y ojalá que esta idea no solo se quede en mi casa sino que otros barrios, otros pueblos la tomen y nos ayudemos entre todos”, dice.

Jorge Hugo Elejalde, alcalde de Frontino, explica que conoció de la iniciativa este lunes y que se sintió conmovido. “Yo he sido dos veces alcalde, llevo más de 20 años haciendo política y tengo que decir que nunca había visto tanta solidaridad como en estos días en el pueblo”, dice. Agrega que la alcaldía compró y donó 1.229 mercados, pero que la misma comunidad hizo llegar otros 800 kits de mercado. “La iniciativa de este muchacho es otro punto positivo, un ejemplo a seguir”, sentencia.

La base de la confianza

El gran condimento de esta idea es confiar en el otro. Así lo cree Santiago Silva, exsubsecretario de Cultura Ciudadana en Medellín, al considerar que el líder de la iniciativa confía en la buena voluntad de la gente y eso permite que el ejercicio funcione.

Lo relacionó con algo en lo que trabajó la administración pasada, con las Tiendas de la Confianza, que tuvieron acogida por parte de la ciudadanía. “Es dar el primer paso para que la gente pueda exteriorizar esa solidaridad que tiene y vivir en comunidad”, afirma Silva.

El mercado al aire libre no es único de Frontino, de hecho hay fotos similares que parecen incluso de otros países, pero lo importante, según el exfuncionario, es la disposición que comienza a hacerse notoria en tiempos de crisis. “Eso es lo que nos salva. Historias como esta emocionan porque demuestran que ni una pandemia acaba con ese sentido de la humanidad. Luego de leer 20 noticias negativas es muy bonito encontrarse con este tipo de historias”, exclama.

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