La orden nacional, a manera de anuncio nocturno e intempestivo, llegó por todos los canales, radios, periódicos y páginas de internet. El presidente Iván Duque determinó que, a partir de este lunes, las aulas de los colegios públicos y privados del país debían quedar vacías para prevenir contagios por Covid-19. Algunos niños y padres en Antioquia, sin embargo, igual se alistaron temprano para ir a clase. La razón: no tenían señal, ni internet y no se enteraron. Otros ni siquiera tienen un televisor.

Lina Jaramillo, madre de un estudiante del Centro Educativo Rural Las Mercedes de Marinilla, estaba ahí para ver la transmisión. Pero como el mensaje llegó tan tarde, su familia se cuenta entre las afortunadas que alcanzó a enterarse. A diferencia de la ciudad, dice, ellos son de una vereda “y ya te imaginarás lo difícil de la difusión para las madres de familia que trabajan y todo este caos”. En el colegio, normalmente, tampoco hay internet.

No es difícil creer que algunos estudiantes hayan asistido a clases hoy, pues la escena es la estampa de una región desigual y desconectada en donde, según datos de la Secretaría de Educación Departamental, aún se necesitan 96.000 millones de pesos para garantizar la conectividad de las instituciones educativas.

En los hogares antioqueños, de acuerdo con el Ministerio de Tecnologías de la Información y Comunicaciones, la conectividad alcanzaba el 52 % para 2019. Las zonas más apartadas de los cascos urbanos son las que mayores líos tienen para acceder a la red.

Cuenta el rector Gustavo Albeiro Marulanda de la Institución Educativa Eduardo Fernández Botero de Amagá, Suroeste antioqueño, que algunos estudiantes se presentaron a clase en las sedes rurales porque no conocían la información. Los docentes los orientaron y les entregaron libros o guías para comenzar a trabajar desde casa. Allí las clases se suspendieron para 1.612 estudiantes en seis sedes: dos urbanas y cuatro rurales.

La secretaria de Educación de Antioquia, Alexandra Peláez, confirmó que esta no es una situación aparte y que, incluso, podría repetirse mañana: “Algunos de nuestros maestros y niños en la veredas rurales más alejadas no conocen la medida. Es probable que incluso lunes y martes estén en clases. Zonas sin internet y sin señal de celular”.

Lo que se viene son retos

Peláez indicó que los niños que llegaron hoy desde las veredas más alejadas recibieron atención y alimentación en las sedes educativas. A partir de este lunes, agregó, las instituciones inician dos semanas de planeación, flexibilización y ajustes curriculares para definir cómo se desarrollarán las actividades académicas (entre el 16 y el 27 de marzo). Luego se destinarán tres semanas como periodo de vacaciones de los educadores y, por lo tanto, de receso estudiantil.

No quiere decir que sea un momento para planear viajes, sino para permanecer en casa y proteger a los estudiantes. El 20 de abril retornarán a trabajo académico, dependiendo de las consideraciones del Gobierno Nacional.

A los estudiantes de las jornadas nocturnas también se les facilitará el aprendizaje en casa y los educadores que presenten cuadros gripales deberán abstenerse de ir a sus sitios de trabajo y acudir al teletrabajo.

Lina Jaramillo menciona que los docentes de Las Mercedes, incluso, crearon grupos de Whatsapp para comunicarse con los estudiantes y los padres de familia.

El rector Marulanda, por su parte, está a la espera de las directrices que tendrá el Plan de Alimentación Escolar (PAE), especialmente si se tiene en cuenta que muchos alimentos del complemento son perecederos. Sobre esto aún no se tiene un lineamiento general del Ministerio de Educación.

¿Y en Medellín?

Alexandra Agudelo, secretaria de Educación de Medellín, mencionó que la Alcaldía no suspenderá la entrega del PAE en estas dos semanas iniciales para los 220.000 estudiantes beneficiarios y los 32.000 niños en Buen Comienzo.

“Hoy ya hay alimentos en las instituciones, estamos preparando estos paquetes para entregarles a las familias puerta a puerta”.

La funcionaria aclaró, además, que no habrá virtualización de la educación, porque la ciudad aún no está lista para dar ese salto: “Veíamos que esto iba a llegar, pero el sector educativo no estaba preparado”. Estas dos semanas los estudiantes reforzarán talleres pendientes y los docentes seguirán trabajando en sus planes curriculares. Este lunes, comentó, dos colegios privados seguían en clase, aunque no deberían. La secretaria se reservó los nombres y aclaró que los equipos técnicos ya estaban haciendo presencia en estas sedes.

Gil Alberto Giraldo, rector de la Institución Educativa Benjamín Herrera de Guayabal, mencionó que el plan allí se implementó con normalidad: “No tuvimos mucho tiempo de reunir a todos los niños para enfatizar en la importancia de que se queden en casa, que esto no son vacaciones. Para muchos parece una medida estrambótica, pero era lo que había que hacer”, dijo.

Indicó que los docentes se encuentran en reunión de Gestión del Riesgo, conformado por 12 personas, para definir las orientaciones pedagógicas al regreso de los estudiantes.

La Secretaría de Educación Departamental ha reconocido que en una región en donde algunas familias ni siquiera se enteran de los noticieros, los pasos a seguir implican retos inmensos. Las dificultades en conectividad están al orden del día, en hogares donde no hay computadores y en sedes oficiales como la Institución Educativa Agrícola de Urabá, en Chigorodó, con un solo equipo conectado a la red para más de 2.500 estudiantes .

CONTEXTO DE LA NOTICIA

ESCENA RECORRIDO DE TRES HORAS A LA ESCUELA

Una maestra de la Institución Educativa Santa Teresa de Argelia, en el Oriente, le contó al coordinador académico Edgar Daney Rendón que ayer a la sede rural de Guadualito llegaron tres niños a clase después de recorrer un trayecto de tres horas de distancia. Esta familia, que vive lejos de la escuela, se desplaza cada semana hasta la sede, se queda en una casa vecina, y regresa a su finca cada viernes. Los tres estudiantes no alcanzaron a enterarse de la suspensión de clases. Rendón cuenta que una situación similar se vivió en las sedes El Bosque y Buenavista, donde también llegaron niños y jóvenes por desconocimiento.


Tomado de: www.elcolombiano.com

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